"Cuando decides ser hipócrita"
"Más vale un minuto de vida franca y sincera que cien años de hipocresía."
Ángel Ganivet
¿Qué pasa cuando uno decide ser hipócrita o cuando te has dado cuenta que estás frente a una persona que ejercer la hipocresía como un deporte o como una carrera la cual debe perfeccionar?
Hay mucho que pensar, decir y por supuesto cambiar; en caso de que sea en uno mismo. Es algo que debe atacarse desde adentro, es un vicio, es maldad en sí misma toda hipocresía.
La hipocresía es un deseo de actuar, de fingir, del no ser lo que se es por naturaleza. La etimología de esta palabra tan común, proviene del griego hypokrites el cual tiene por significado "actor" y de igual forma, su procedencia del verbo hypokrisin , el cual nos devela la acción de actuar o de exagerar.
¡Cuidado si nosotros andamos en esos caminos no tan cheveres o mas bien, nada chéveres! La hipocresía es un veneno que se percibe con el corazón pero que se maquina con toda la razón, con toda consciencia de hacer, decir o pensar lo que no se es, exageramos quizás una realidad, una mentira o hasta una verdad con tal de conseguir lo que deseamos, ya sea un pensamiento, un sentimiento, una acción o hasta una omisión.
¿Cuántas veces hemos actuado para satisfacer nuetros deseos? ¿Cuántas veces le hemos dicho a alguien "hipócrita" por habernos mentido o traicionado? ¡Creo que muchas veces! y creo que todo esto es cuestión de discernimiento, que podamos diferenciar lo bueno de lo malo, lo que es verdad y lo que es mentira; estar atentos y ser astutos para no dejarnos seducir por las apariencias y mucho menos por las pasiones, que nos hacen perder la razón.
Creo que cada uno de nosotros, deberá reflexionar si hemos actuado con tal de alcanzar nuestros fines, aun sobreponiéndonos a las personas, sus sentimientos y valores, principios y razones. La hipocresía nos amarga el corazón y nos pierde en la neblina de la estúpidez; es un veneno que tenemos en la boca y que nos contamina el cuerpo al tragarlo cada vez que hablamos. Seamos sensatos y no seamos hipócritas.
Que nuestros deseos respeten lo que somos, que sobre todo; respete al otro, al que decimos amar y aun al que decimos "odiar". No persigamos con nuestra lengua y mucho menos con el corazón con el cuchillo de la mentira, de la traición y del egoísmo al ser "actores de la verdad", porque en verdad; cada uno padecerá las consecuencias de actuar de dicha forma.
El mejor antídoto para contrarrestar y prevenir la hipocresía es viviendo en verdad y no en mentira, en la honestidad y no en la corrupción, en la transparencia y no en la opacidad; donde todo se nubla y es turbio. Hay que actuar para que actúen los demás como nosotros queremos que hagan con nuestra persona. No nos quejemos si han sido hipócritas con nosotros si nosotros lo hemos sido también, en ello radica el mismo vicio de la hipocresía.
Cuando decido ser hipócrita, decido morir a mi ser, decido transgredir el valor que tengo, corrompo el corazón y la mente de mi cuerpo; es más, rallo la muerte de mi espíritu, desequilibro todo lo que soy con tal de alcanzar egoístamente mis deleites, deseos y hasta muchas veces, perturbaciones emocionales, sentimentales y físicas. ¡No persigamos la acción, el verbo y la ofensa de la hipocresía!
